El muerto al hoyo y el vivo…

Death warmed over

«Death warmed over»; La muerte recalentada: Comida de funeral, rituales y costumbres de todo el mundo.

Curioso libro ¿de cocina? escrito por la americana Lisa Rogak, autora de la biografía de Stephen King y Barack Obama. La escritora examina rituales funerarios de todo el mundo y nos ofrece hasta casi 75 suculentas recetas de cada cultura. El libro detalla costumbres de esquimales, egipcios o amish y describe ceremoniales de distintas religiones: mormones, metodistas, ortodoxos, budistas, o sintoísas aparecen retratados en el libro.

» -En cualquier caso, no hay mejor manera de demostrar que uno está vivo que comer», dice Lisa.

Para muchas culturas es habitual que, después de un entierro, se comparta una comida con familiares y amigos. En algunos países como Alemania o Reino Unido incluso se suele acudir a un restaurante concertado previamente pero la costumbre más extendida es celebrar la reunión en «la casa de los deudos» (casa familiar del difunto) como por ejemplo en EEUU y en la gran mayoría de países latinoamericanos. Dependiendo del país y de la economía de cada bolsillo se puede contratar un catering o que los asistentes se ocupen de llevar distintas viandas para «aliviar» la carga de la familia.

En España esta costumbre se relaciona con el pasado y, sobre todo, se ha vinculado siempre a las zonas rurales. Lo cierto es que el pensar en ingerir cualquier tipo de alimento después de despedir a un ser querido se nos hace hoy en día harto difícil, sin embargo, no siempre fue así.

funeral_foodsHace ya algunos años el muerto se velaba en casa y allí acudían los familiares, amigos y allegados para mostrarle sus respetos y trasladar las condolencias a la familia. Los velatorios en casa eran obligados y el luto y el duelo inundaban hasta el más remoto rincón de la morada del difunto. El evento podía durar uno o dos días hasta que se trasladaba el cuerpo para el enterramiento y durante todo este tiempo la casa familiar se convertía en un lugar de reunión en el que se comía, se bebía y se hablaba, entre otras cosas, del muerto.

La desaparición de esta costumbre, en realidad, tiene que ver más con la aparición de los primeros tanatorios allá por los años 70 que con una renovación de nuestras conciencias respecto de la tradición que hoy se nos antoja tan lejana.

funeral_food

Es propicio recordar antiguos refranes que sentenciaban: «El muerto al hoyo y el vivo al bollo» o «Angelitos van al cielo y a la panza los buñuelos» o como ponía Cervantes en boca del Archifamoso Hidalgo:- «El muerto a la sepultura y el vivo a la hogaza».